A la mañana siguiente con energías renovadas, y tras dar un paseito por la playa abandonamos Apollo Bay para hacer nuestra primera parada en un bosque lluvioso, llamado Maits Rest Rainforest, a tan sólo 15 minutos en coche. Aunque el camino por el bosque estaba más preparado de lo que nos hubiera gustado, no dejó de impactarnos. La frondosidad de la vegetación era increíble... helechos que parecían palmeras, eucaliptos infinitos, y árboles de troncos inmensos.
Maits Rest Rainforest |
Seguimos la ruta atravesando el Parque Nacional de Otway para llegar hasta el cabo del mismo nombre. Según nos fuimos acercando empezaron a aparecer señales de precaución por animales en la zona. De repente, en un lado del camino, vimos unos cuantos coches en doble fila...y tras echar un vistazo, nos dimos cuenta que en los árboles pegados a la carretera había un montón de koalas!!! Emocionados, salimos del coche, y nos quedamos embelesados mirándolos, con la suerte, que uno estaba tan cerca que hasta se podía tocar! Son realmente achuchables o como decían aquí "soooo cuteee"!
Cape Otway |
Seguimos avanzando por el camino hacia el faro, mientras las vacas pastaban alrededor de la carretera y nosotros íbamos contando los koalas camuflados en las copas de los eucaliptos.
Una vez en el faro decidimos hacer una ruta a pie hacia unas cascadas… gran error! Pensábamos que la distancia que ponía sería ida y vuelta, pero resulto ser sólo ida, así que tras andar hora y pico, tuvimos que darnos la vuelta sin ver las cascadas porque empezaba a oscurecer... menos mal que el paisaje merecía la pena…
Una vez en el faro decidimos hacer una ruta a pie hacia unas cascadas… gran error! Pensábamos que la distancia que ponía sería ida y vuelta, pero resulto ser sólo ida, así que tras andar hora y pico, tuvimos que darnos la vuelta sin ver las cascadas porque empezaba a oscurecer... menos mal que el paisaje merecía la pena…
Cape Otway |
Desde allí nos dirigimos a Lorne, lugar en el que pasaríamos esa noche. Contentos de ver que el alojamiento estaba estupendo, nos dimos una vuelta por el pueblo, pero el frío se apoderó de nosotros, así que pronto estábamos de vuelta. A la mañana siguiente, Lorne parecía otro pueblo: soleado, con una playa preciosa, tiendas llenas de gente, zonas para que jueguen los niños, y unas casas super chulas en mitad de la montaña y con vistas al Pacífico.
A poco más de 10 kilómetros de Lorne, se encuentran las Erskine Falls, las cascadas más altas de la Great Ocean Road. Esta vez se podía acceder casi con el coche, por lo que sólo nos costó unos cuantos escalones :-). El entorno era una maravilla.
Erskine Falls |
Continuando, llegamos a Anglesea, el cual, además de tener una playa preciosa, habíamos leído que su campo de golf estaba lleno de canguros. Y no era mentira! Un montón de ellos pastaban y saltaban a sus anchas, sin miedo a que una bola les cayera en la cabeza.... así fue como vimos nuestros primeros canguros!
Anglesea |
Disfrutando de las curvas de la carretera, fuimos parando en un montón de playas, muchas de ellas con miradores desde donde se podía ver como los surferos disfrutaban como niños de las enorme olas. Viendo el espectáculo, nos convencimos al instante de que sin tardar mucho tendríamos que probar nuestras habilidades sobre la tabla de surf!
Jan Juc Beach |
Al caer el sol, pusimos rumbo a Melbourne, con la sonrisa en la cara, sabiendo que tenemos todo esto a poco más de una hora de casa!