Desde que pones un pie en Australia te das cuenta que lo de pillar
la tabla y tirarse a coger unas olas no es algo que se hayan inventado para
vender la imagen de “australianos guay” en el exterior, sino que en realidad es
parte de la forma de vida de muchísima gente, de todas las edades, que
aprovecha cualquier rato libre echarse al mar.
Aunque se hace surf en todos los Estados de Australia, probablemente
el rollito ¨surfer¨ se asocia más con la Costa Este: Sydney y la llamada Gold
Coast. Sin embargo, la meca por excelencia del surf en Australia, se encuentra en
Victoria.
Torquay respira surf por los cuatro costados. Esta pequeña población
ubicada a poco más de una hora de Melbourne a las puertas de la Great Ocean
Road, es mundialmente conocida por los amantes de este deporte por dos motivos:
- El primero: porque de aquí son originarias dos de las marcas más
famosas del mundillo: Quicksilver y Rip Curl. Ambas fueron fundadas allá por finales
de los años 60 por un par de colegas en un garaje, que comenzaron a crear
material para hacer surf en los años en que este deporte comenzó a explotar. Curiosamente,
sobre todo en el caso de Rip Curl, lo que le proporcionó la fama que hoy tiene
no fueron sus tablas, sino sus neoprenos, ya que en esta zona el agua está muy
fría y normalmente el surf siempre se había practicado en zonas cálidas, por lo
que era un producto muy poco desarrollado.
Ambas compañías mantienen sus oficinas en Torquay, y en torno a las
cuales, se ha creado la llamada “Ciudad del Surf” en la que se acumulan tiendas
de las marcas más emblemáticas, con todos los productos relacionados con el
surf imaginables.
En Torquay se halla también el “Museo de Historia del Surf;
multitud de tiendas donde alquilar material; y hasta mercadillos de tablas que
son casi reliquias! En fin todo por y para el surf!
- El segundo: por acoger Bells Beach, una de las olas de
derechas más largas y famosas del mundo. Seguramente sin esta ola, Torquay no
hubiera llegado a ser nunca lo que es en el mundo del surf.
En Bells Beach, se celebra cada año el Rip Curl Pro, evento que
acoge a los mejores surfistas del planeta. Pero no hace falta esperar a esta
fecha, ya que cualquier fin de semana, desde los miradores que se sitúan en lo
alto se puede observar las impresionantes líneas que forman las olas sobre el
mar, y como multitud de neoprenos aguardan el momento de gloria para subirse en
una de sus infinitas olas.
Por el espectáculo de verles cabalgar esas olas, así como por el
entorno precioso que conforma la playa, te puedes pasar allí las horas muertas…
Como podéis ver, es imposible que pasando una temporadita en estas
latitudes no te pique el gusanillo, así que hace ya unos meses nos decidimos a
pillar un cursito a ver qué tal se nos daba.
La técnica en sí para lanzarte a intentarlo no es demasiado
complicada. La clave es encontrar cierta coordinación entre la flexión que hay
que hacer con los brazos y el pecho para levantarte, y la colocación de las piernas
en la tabla orientándolo siempre mirando hacia delante. La teoría siempre es más
fácil que la práctica, así que cuando te pones a ello como siempre en este tipo
de deportes, al principio la frustración se va apoderando de ti por momentos. Sin embargo, cuando te consigues
levantar es un subidón total! aunque sea un poco de aquella manera...
Obviamente, nosotros teníamos una tabla de estas enormes que flotan
aunque se suban tres encima, pero aún así cuesta pillarle el truquillo. Tienes
que remar y arrancar en el momento preciso en el que sientes como la ola te
empuja, y desde ahí dejarte llevar e intentar ponerte en pie, todo eso en un
segundo!
Eso sí, es una matada! nunca imaginé que era tan cansado y que se
hacía tanto ejercicio, sobre todo si el mar se pica un poco y te quedas en
tierra de nadie entre alguna corriente te cuesta Dios y ayuda llegar a terreno
tranquilo, y eso que nosotros estábamos a casi nada de profundidad.
En resumen, no descubrimos nuestro gran talento, pero la
experiencia nos gustó mucho, así que estábamos deseando repetir.
Así que, ya que Tito estaba de visita, y que es nuestro ¨colega surfer¨,
nos pareció que no había mejor manera de que se despidiera de Australia, justo
antes de dejarle en el aeropuerto rumbo a España, que ir a pillar unas olas.
Se unieron Pedro, Dani y Fabiola, amiguetes de Melbourne, así que
los 5 alquilamos unas tablas y fuimos a la playa de Jan Juc. Lo pasamos muy
bien, y notamos que habíamos mejorado un poquito!
Lástima que no vamos a tener mucho más tiempo de seguir mejorando
el estilo, al menos en Australia!