A la mañana siguiente comprobamos que, aunque parezca mentira
estando tan lejos, los Reyes no se han olvidado y han venido cargaditos! :)
Nos espera un largo día por delante. Empezamos por continuar
visitando Port Campbell National Park, después del aperitivo de la tarde
anterior al anochecer.
En este Parque Natural el mar es el auténtico protagonista, acogiendo
numerosos miradores que van salpicando la costa y proporcionando vistas magníficas
de las formaciones rocosas y de lo salvaje de sus aguas, que se mueven en todas
las direcciones como si estuvieran en pleno centrifugado. De hecho a toda esta
zona se le conoce como “Shipwreck Coast” (Costa del Naufragio), por la cantidad
de barcos que a lo largo de la historia fueron engullidos por la bravura de sus
corrientes y la violencia de su oleaje.
Nos dirigimos primero hacia el oeste de Port Campbell. Nuestra
primera parada es “The Grotto”, cuya peculiaridad es la ventana que ha formado
el mar al ir erosionando las rocas.
A continuación nos detenemos en el “London Arch”, desde el que se
puede observar una enorme roca con forma de arco que se encuentra aislada a
merced de la fuerza del mar. Lo curioso es que anteriormente se conocía como “London
Bridge” ya que se encontraba unido con la costa, formando un puente casi
perfecto. Sin embargo, en 1990 repentinamente sus muros no aguantaron más y se
vino abajo, dejando en pie únicamente la parte que hoy es visible.
A pocos metros, desde otra plataforma, se puede observar una
impresionante playa flanqueada por enormes paredes de roca que conforman una
vista espectacular.
Siguiente parada fue en ¨The Arch¨, otro ejemplo de cómo el mar ha ido esculpiendo todo este paisaje.
Ya hacia el este de Port Campbell, nos detenemos de nuevo en "Loch Ard George", donde el día anterior
habíamos observado el atardecer.
Finalmente, llegamos al plato fuerte, los famosos “Twelve Apostles”,
sin duda la mayor atracción de la Great Ocean Road y uno de los “imprescindibles”
de cualquier viaje a Australia. Sin embargo la suerte no nos acompañó demasiado, y como las veces anteriores, el cielo se nubló sin dejarnos
apreciarlo en todo su esplendor… tendremos que volver, porque no nos podemos ir
de Australia sin tener unas fotos como se merece este lugar!
Ahora sí, dejamos Port Campbell National Park, y emprendemos de vuelta la carretera que nos había llevado el día
antes hasta allí, atravesando de nuevo Otway National Park, y posteriormente disfrutando
de la serpenteante carretera que transita pegada a la costa.
Nos detenemos en Kenneth River, un lugar en el que únicamente hay
un camping, pero que aparece marcado en todas las guías puesto que a pocos kilómetros
por un camino de tierra se puede observar una colonia de koalas.
Avanzamos por el mismo viendo algunos de ellos en lo alto de los
eucaliptos, sin demasiadas esperanzas de poder ver ninguno demasiado cerca,
pero entretenidos intentando divisarlos camuflados entre las ramas. De repente,
Agatha dice: “mirad, ahí hay uno con su cría”… y efectivamente! bien cerquita,
en una rama bastante baja podemos ver como madre e hijo están recostados uno
encima del otro.
Con la ayuda de unos cuantos sonidos de Tito, que descubrió que tenía
un don para comunicarse con los koalas :), el pequeño empezó a activarse y a
moverse de un lado para otro bajo la atenta mirada de mamá koala! muuuuuuy tierno!
Un momento guapísimo! Los cuatro estábamos embelesados alucinando
con la suerte que habíamos tenido de poder presenciar este momento… perfecto
para estrenar el nuevo objetivo para la cámara que me habían traído los Reyes! : )
Con una sonrisa de oreja a oreja, nos pusimos rumbo a casa, aunque todavía nos quedaban kilómetros
disfrutando del paisaje, parando en algunas cascadas (Erskine Falls), y acercándonos a que
Agatha y Tito vieran sus primeros canguros en Australia…
Desde luego, poco más se le puede pedir a un fin de semana!!!
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