domingo, 31 de marzo de 2013

Queensland (6) - Mission Beach

Comenzamos el día con un baño mañanero en Henrick Creek, camping donde habíamos pasado la noche cerca de las Nandroya Falls. 


Cerca de allí nos asomamos a las dos últimas cascadas que nos quedaban en la lista.

Wallacha Falls
Tchupala Falls
Después de nuestro recorrido por el interior, pusimos rumbo a la playa. En el camino nos despedimos del característico paisaje de la meseta de Atherton que nos había acompañado en los últimos días, y a medida que nos acercábamos a la costa, el terreno, más llano, se fue cubriendo de plantaciones de caña de azúcar y de plataneras, poniendo de manifiesto el clima tropical de esta parte de Australia.


Nuestro destino era Mission Beach. Por ese nombre tan peliculero, nos esperábamos un lugar plagado de apartamentos y resorts, pero la realidad nos sorprendió gratamente. Se conoce con  este nombre, al conjunto compuesto por unas cuantas playas inmensas unidas entre sí, arropadas por palmeras, y con sólo unas pocas casas en los alrededores. Un paraíso en su máxima expresión!



La pena es que las medusas dominan sus aguas, así que el único modo de darse un baño de forma segura, es en alguna de las áreas delimitadas con redes.


En todo momento, la Isla de Dunk vigila estas playas a pocos kilómetros de la costa. Nos hubiera gustado hacer una excursión, pero no nos cuadraron las horas del watertaxi. 


Así que nos dedicamos a relajarnos y pasear por sus sensacionales playas con la calma... una maravilla!




Ahora bien, esta zona ofrece algo más que playa. También posee bosques lluviosos. Tanto es así, que se anuncia como el lugar en el que el rainforest se encuentra con el mar. Nosotros hicimos algunos de los paseos que si bien no nos parecieron de los más espectaculares, tenían dos atractivos fundamentales gracias a su fauna: la presencia de cassowaries, y la multitud de mariposas enormes y coloridas revoloteando de rama en rama.


Los cassowaries merecen una mención especial, ya que si bien es cierto que habitan en todo el noreste de Queensland, la comunidad más numerosa se encuentra en los alrededores de Mission Beach. Y es que el cassowarie es un curioso animal, endémico de esta esquina de Australia, que se se encuentra amenazado, y en peligro de extinción. Por ello, las zonas frecuentadas por los animalitos están plagadas de carteles advirtiendo que se sea consciente de que cruzan las carreteras, ya que esta es hoy por hoy su mayor causa de mortalidad.


Es considerado el animal terrestre más grande de Australia, y sus rasgos recuerdan al de los animales prehistóricos. Es un pájaro impresionante, del tamaño de un avestruz, con plumaje negro y cabeza azul, y con un pico afilado y una llamativa cresta, que utiliza como defensa. No tiene la habilidad para volar, pero prácticamente no tiene depredadores. Por otro lado, ejerce una función vital para el desarrollo de los bosques lluviosos, esparciendo las semillas de los frutos que come a través de sus excrementos, permitiendo de este modo que otros animales puedan digerirlas.


La posibilidad de que aparezcan le aporta un toque especial a los paseos en torno a Mission Beach. Hay que ser muy silencioso y que dé la casualidad de que aparezca uno en mitad del camino, ya que a pesar de su envergadura entre la maleza se camufla magníficamente. Nosotros no tuvimos suerte y no nos topamos con ninguno. Aunque lo de suerte según se mire, porque estos bichos pueden ser agresivos, por lo que si salen a tu paso, pueden atacar embistiendo a toda velocidad, y golpeando con la cresta... echad un vistazo en Youtube y veréis como se las gastan.

Tras pasar dos días estupendos por allí, nuestras vacaciones estaban llegando a su fin, por lo que había que irse acercando hacia Cairns, unos 180 km al norte de Mission Beach, para pillar el vuelo de vuelta al día siguiente. Sin embargo, todavía nos habíamos dejado un capricho para el último día... 

... y mientras a seguir disfrutando de la vida nómada!


viernes, 29 de marzo de 2013

Queensland (5) - Atherton Tablelands


Pasamos la noche cerca de Kuranda, en un camping estupendo. Este pequeño pueblo, es uno de los destinos turísticos más típicos de toda visita a la zona de Cairns, ya que se anuncia como el lugar más accesible en el que poder entrar en contacto con el rainforest de Queensland. Además está montado para que sólo el llegar allí sea una atracción en sí misma, destacando un funicular, que asciende montaña arriba permitiendo observar el paisaje a vista de pájaro. 

Destaca una zona de mercado de artesanías, que por no ser tan abundantes en Australia, es anunciado como uno de las visitas imprescindibles. En torno a ello, hay otras cuantas atracciones, centros de animales y demás, que hacen las delicias de los turistas con ganas de gastar dinerito y cargar las mochilas de souvenirs.


Lo único que nos llamó la atención fue una parte de uno de los mercados que tenían un rollito más hippie... pero vamos, que en general el sitio no nos dijo mucho. Ni los paseos, ni el mercado nos aportaron demasiado... vamos que podríamos habérnoslo saltado...


Cierto es que muy cerca están las Barron Falls, unas enormes cascadas que son otro de los platos fuertes que ofrece Kuranda, sin embargo cuando fuimos nosotros tuvimos mala suerte, ya que la presa que se encuentra antes de la cascada estaba cerrada, y por ello no presentaba en el impresionante torrente que habíamos visto en alguna foto y que ocupa toda la roca.


De allí salimos dirección Atherton Tablelands, la meseta que ocupa el interior del norte de Queensland, y en la que teníamos pensado pasar algunos días.


Esta zona sustituye la belleza de la costa, por un paisaje impregnado de un carácter puramente rural en el que las colinas se van intercalando con los valles, ofreciendo un horizonte de verdor espectacular, y sólo interrumpido por algunas pequeñas granjas desperdigadas.


El primer punto marcado en la ruta no deja de ser curioso: visitar dos árboles de dimensiones colosales que se reconocen como auténticos monumentos naturales.

Tras un ratillo de carretera llegamos al Curtain Fig Tree, una enorme higuera, cuyas ramas han ido descendiendo, creando una forma similar a una cortina. En realidad, no es únicamente un árbol, sino que la manera en que se va desarrollando es que las semillas de las ramas superiores caen sobre las inferiores, y de ellas salen nuevas ramas que van estrangulando a las existentes, construyendo en su conjunto semejante entramado.


Unos kilómetros más adelante, llegamos al Cathedral Fig Tree, otra higuera de tamaño desproporcionado que preside el bosque desde sus 48 metros de altura, y cuyos 44 metros de diámetro albergan en sí mismo un ecosistema de plantas y animales que buscan refugio entre sus miles de extremidades.  Realmente impresiona ver cómo de una semilla minúscula, la naturaleza ha podido crear semejante barbaridad!


La lluvia hace su aparición y nos revienta el siguiente plan, que era dar un paseo alrededor de unos lagos. Acampamos en Malanda en un camping muy acogedor, junto a las Malanda Falls. Nos cuentan que en este río durante el atardecer se puede tener la suerte de observar ornitorrincos (platypus). Este extraño y esquivo animal, es uno de los que todavía no hemos podido ver, ya que al parecer en cuanto sienten el mínimo ruido se sumergen durante horas en el agua, por lo que para poder verlos hay que armarse de  paciencia y estar un buen rato esperando que les de por salir. De todos modos ni tenemos mucho que perder así que nos acercamos a ver si hay suerte... y sí la hay! durante unos instantes podemos ver como asoma a la superficie y luego vuelve a perderse para no salir más... sólo con esos segundos nos vamos tan contentos :)

Para cerrar el día pillamos leña para hacer una hoguera, pero después de muchas  intentonas y chispeando a cada rato no queda más remedio que irnos a la cama y dejar el fuego para otro día...

Al día siguiente el plan es recorrer el llamado "circuito de las cascadas". En una distancia de unos cien kilómetros, se pueden encontrar decenas de ellas para todos los gustos... y todas ellas muy chulas :)

Dinner Falls
Little Windstream Falls
Windstream Falls
Millaa Millaa Falls
Zillie Falls
Ellinjaa Falls
Silver Falls
Nandroya Falls
Por estar al final de la estación húmeda, todas ellas presentaban unos torrentes colosales lo que las hacía aún más espectaculares. Difícil quedarse con una! 

Además los trayectos de unas a otras ofrecen unas vistas geniales del paisaje de esta meseta, haciendo que conducir por estos parajes sea una delicia, y más cuando por fin el Sol nos empieza a sonreír.



miércoles, 27 de marzo de 2013

Queensland (4) - Great Barrier Reef

Amanecemos en Cairns, aunque hemos dormido en mitad de la ciudad lo hemos hecho a pierna suelta... nos levantamos sin multa y con toda la energía... hoy nos espera un gran día, nos vamos a bucear a la Barrera de Coral!!

Después de mirar varias alternativas posibles, finalmente nos decantamos por una compañía llamada Rum Runner, con un precio bastante más bajo del habitual, y que según hemos leído es rollo mochilero, es decir, no lujos, pero te ofrecen la posibilidad de hacer 6 inmersiones, y pasar un noche en la Barrera por un precio más asequible...



Camino del puerto, nos sorprende la cantidad de vida que tiene la ciudad a las 6.30 de la mañana, un montón de gente está haciendo deporte a lo largo del paseo, antes de ir a trabajar.

A las 7 de la mañana embarcamos en un pequeño velero con otras 11  personas, y 4 de tripulación. El ambiente es muy bueno, todo gente joven, cada uno de un país del mundo, y con una historia diferente que le ha traído a Australia, así que es muy fácil entablar una conversación con unos y con otros.



Aunque el barco es estilo albergue con habitaciones compartidas, tenemos suerte y nos toca un camarote para los dos. Es realmente pequeño, pero bueno, más no se puede pedir!

El velero empieza a navegar y los dos estamos radiantes, todavía no podemos creer que estemos camino de la Barrera de Coral. Sin embargo, la emoción dura poco, el tiempo no es muy bueno y el mar está bastante picado, por lo que al poco David empieza a encontrarse fatal,  media hora después está vomitando por la borda, al poco otra chica, y así sucesivamente vamos cayendo casi todos, el velero se había convertido en un momento en el barco del horror... todos amarillos, blancos, de todos los colores, el panorama es desolador...

Tras 2 horas y media navegando, por fin, el barco para y anuncia que hemos llegado a la primera parada. Según se detiene, nos sentimos mejor. Sin perder un minuto, nos dicen que nos preparemos para la primera inmersión, así que todavía un poco aturdidos, nos vemos poniendos el equipo! Los neoprenos son de risa, totalmente roídos, con agujeros,...menos mal que el agua está a 28 grados, así que frío no vamos a pasar!


Tras familiarizarnos con el equipo, ya que hace un año y medio que no buceamos, nos lanzamos al agua! Estamos en mitad de mar abierto, sin que podamos ver ningún otro barco a nuestro alrededor... todo para nosotros! El color del agua es impresionante!


Las inmersiones son bastante seguidas, no nos da tiempo casi a secarnos, cuando ya estás de nuevo en el agua... De las tres primeras no salimos del todo contentos, aunque el fondo es precioso, no nos sentimos muy a gusto con el equipo y a diferencia de las anteriores experiencias, vemos que los instructores no están tan pendientes como otras veces y no nos transmiten tanta seguridad... Tras unas cuantas charlas con ellos, descubrimos que realmente no tienen el título de instructor, si no que están trabajando gratis, a cambio de que el capitá n del barco, que es el verdadero instructor les entrene... así que realmente tienen muy poca experiencia, de ahí el precio tan barato... nadie da duros a cuatro pesetas!


Al oscurecer toca la inmersión nocturna... la verdad es que entre la modorra de después de cenar y que nuna antes lo habíamos hecho por la noche, estamos muy dudosos. Además, no se nos estaba dando la cosa demasiado bien, y para que negarlo, acojona. Al final entre unos y otros nos animan, y cuando nos queremos dar cuenta, estamos con linterna en mano lanzándonos al mar en plena noche...


Los miedos desaparecen pronto, el mar está tranquilo y por alguna extraña razón nos sentimos por primera vez realmente relajados... La inmersión de noche es totalmente diferente al resto, los colores del fondo ya no son protagonistas, no ves más allá de lo que tu linterna alumbra, pero a cambio puedes ver otro tipo de peces que se vuelven más activos por la noche. Por ejemplo, una langosta gigante, que cuando se vio rodeada de luces salió huyendo llevándose a David por delante.

Salimos del agua con un sabor de boca genial, esta vez sí que habiamos disfrutado a tope. Por fin tocaba relajarse hasta el día siguiente, tiempo para disfrutar un ratito genial en la cubierta del barco, observando una gran luna llena en mitad de la nada...

A la mañana siguiente, la tripulación tocó diana temprano, nos quedaban hacer otras dos inmersiones antes de poner rumbo de nuevo a Cairns. Descansados y con confianza, las disfrutamos muchísimo, y pudimos deleitarnos con el increíble colorido que componen los corales y los peces de todas las formas, tamaños y tonos. Casi imposible listar todo lo que vimos, pero en resumen sólo se puede decir que es increíble lo que hay ahí debajo... por poner un pero, sólo nos faltó poder ver ningún bicho un poco más grande, sobre todo tiburones o tortugas que a menudo habitan en estas aguas.


No sólo los colores llaman la atención, sino lo irregular que es el terreno submarino. Se suceden las grutas, cuevas y cavidades en las que ir sumergiéndose a la espera de descubrir una nueva explosión de color. Una maravilla poder presenciar todo esto delante de nosotros como si estuviéramos en un documental. Lástima no tener unas fotos para ilustrarlo... todavía hay que mejorar el nivel para ir pendiente de otro aparatito bajo el agua :)


Terminadas las inmersiones, llegó la hora de regresar. Esta vez, el mar estaba mucho más tranquilo, así que pudimos disfrutar de la vuelta, y relajarnos recordando todo lo que habíamos visto! Foto de equipo y vuelta de nuevo a la furgo para continuar descubriendo Queensland, ahora ya desde tierra firme!

lunes, 25 de marzo de 2013

Queensland (3) - Mossman Gorge


Antes de poner punto y final a nuestra visita a Daintree Rainforest, nos asomamos a  ver Cow Bay Beach y Kimberley Beach, que nos habíamos dejado el día antes con la esperanza de que las nubes cedieran su sitio al Sol. Toda la noche había estado cayendo agua a más no poder y al amanecer el panorama no pintaba muy diferente.

Aunque no lucían como nos hubiera gustado, al menos el cielo nos dio una tregua de unos minutos en los que pudimos pasear apreciando el aspecto virgen de ambas, prácticamente como si nunca nadie las hubiera pisado antes. 
En una de ellas nos encontramos con un regalito incluido en forma de columpio rollo isla de náufragos, con el que nos echamos unas risas. 


Abandonamos esta zona con una sensación agridulce por el tiempo que nos ha hecho, y nos dirigimos hacia el sur, dirección Cairns. En el camino, aún lloviendo, pasamos de largo por unas  cuantas playas que en otras condiciones hubieran sido de parada obligada. No tenemos un destino muy claro, por lo que al llegar a Mossman nos desviamos para echar un vistazo a Mossman Gorge, la garganta del río del mismo nombre. La guía no lo pinta como un lugar demasiado interesante, por lo que nos sorprende cuando al llegar vemos un centro de visitantes muy bien montado, gestionado completamente por aborígenes, con un parking enorme y autobuses que te llevan hasta el río para proteger el entorno. 

El lugar tiene dos atractivos principales: bañarse en el río y pasear por las rutas que rodean el bosque lluvioso alrededor del río. La primera opción nos dicen que no es muy  recomendable ya que con las lluvias del día anterior, el río tiene una fuerza importante. 


Así que nos decidimos por el circuito de unos 3 km. En cuanto damos los primeros pasos, nos sorprende gratamente. Árboles gigantescos salen a nuestro encuentro, rodeados de una maraña de vegetación de una frondosidad impresionante. Todo es verde a nuestro alrededor. Los troncos enormes se elevan hasta el cielo, en una busca incesante por alcanzar los pocos rayos de Sol que son capaces de penetrar entre el entramado de vegetación. Las ramas se entremezclan unas con otras, enredadas como en un laberinto, y retorciéndose en formas imposibles hacia todas las direcciones. Las raíces, con formas de todo tipo, se estiran infinitas absorbiendo el agua que empapa toda la superficie, y moldeando el suelo a su antojo. En definitiva, un ecosistema único en el que cada planta lucha desesperada por sobrevivir haciéndose más alta y más grande que su vecina. 


Semejante espectáculo de la naturaleza parece sacado de un mundo de fantasía. Te sientes tan diminuto que tienes la sensacion de estar en uno de esos cuentos de bosques encantados en el que pudieran aparecer en cualquier momento duendes, gnomos o en el que los animales se pudieran poner a hablar como si de una película de Disney se tratara.  Una pasada total!


Por si esto fuera poco, la guinda del pastel apareció tomar un desvío del camino a Wurrmbu Creek, y encontrarnos una preciosa poza a los pies de una cascada en la que nos dimos un bañito de los de recordar.


Con una sonrisa de oreja a oreja, volvimos a la furgo y con el buen rollo que llevábamos decidimos no esperar más y reservar para ir al día siguiente a bucear a la Barrera de Coral!

Para cerrar un gran día, de camino rumbo a Cairns para hacer noche, pudimos saborear la sinuosa carretera pegada a la costa con unas vistas preciosas.


domingo, 24 de marzo de 2013

Queensland (2) - Daintree Rainforest


Amanecemos con algunas esperanzas de que el cielo llegue a aclarar, aunque de vez en cuando cae un fuerte chaparrón. 

El plan es dirigirnos al Daintree National Park, uno de los Parques Naturales más significativos de Australia. Esta gran extensión de bosque lluvioso prácticamente inalterada, da cobijo un ecosistema ancestral, con singular relevancia para el estudio del origen de las especies.


Hasta hace no demasiados años permanecía como un lugar remoto y prácticamente desconocido. Protegido de manera natural por el el enorme cauce del caudaloso río Daintree, sólo había algunas pistas de tierra a las que se podía llegar únicamente haciendo un enorme rodeo desde el interior. En la actualidad es accesible a través de un ferry a poleas.


Ahora bien, aún hoy, la carretera asfaltada llega solamente desde el río hasta Cape Tribulation, unos 35 kilómetros hacia el norte, siendo más allá apto únicamente para 4x4,  adentrándose en la península de Cape York que ocupa el extremo noreste de Australia, una de las mayores extensiones vírgenes que quedan en el mundo.

Daintree Rainforest ofrece como principales atractivos sus playas, y los paseos por sus bosques tropicales, que permiten hacerte una idea de la grandiosidad y lo salvaje que permanece la naturaleza en esta área. Así pues, para observarla de cerca, nada mejor que calzarse las botas de montaña y adentrarse en alguna de sus rutas. 


Eso sí, aquí no se puede andar por donde se quiera, ni siquiera por caminos marcados, ya que hay tanta agua por todos lados, que lo hace intransitable. En cambio, hay una serie de senderos preparados con tablas, y en algunos momentos elevados sobre el terreno, fáciles de recorrer y que han sido elegidos para mostrar la diversidad de tipos de vegetación que conforman el ¨rainforest¨.

El primero que recorrimos se llama Jindalba Boardwalk. Al llegar el tiempo parecía darnos un respiro, sin embargo, no habíamos dado diez pasos cuando comenzó a jarrear de una manera descomunal. Durante casi todo el trayecto estuvo lloviendo sin parar, pero la verdad tenía su gracia, estar recorriendo este “bosque lluvioso” bajo semejante tromba de agua.


Prosiguiendo por la estrecha carretera, se observa como esta zona sigue sin estar explotada, apareciendo únicamente algunos resorts perfectamente integrados en el paisaje, y otros pequeños negocios de agricultura orgánica o centrados en el turismo.  Más allá de eso, el verde es el protagonista.

Llegamos al siguiente paseo, que se llamaba Marrdja Botanical Walk. En este caso pudimos olvidarnos del paraguas y disfrutar de un paisaje muy diferente, con la mayor parte del camino transcurriendo a la vera de un arroyo. Por ello, el terreno es mucho más pantanoso, con el agua empapando toda la superficie, y sobre ella, los “manglares” entrelazándose los unos con los otros, y retorciéndose de modo serpenteante.


No habíamos visto jamás un tipo de paisaje igual, con tal amalgama de ramificaciones y raíces emergiendo del mismo tronco, o brotando de cualquier sitio, y estirándose en una lucha desesperada por encontrar agua para sobrevivir.


Con buen sabor de boca porque el cielo comenzaba a despejarse, continuamos hasta Cape Tribulation, límite de la carretera al alcance de nuestra furgonetilla. Sin pensárnoslo dos veces, sacamos los utensilios y nos preparamos una comidita bien rica en un entorno envidiable... es lo que tiene llevar la casa a cuestas! :)


Cape Tribulation es una de las playas que más fotos ocupan en las guías australianas. Ancha, larga, con forma arqueada y flanqueada de exultante vegetación, mantiene intacta su apariencia de playa salvaje. 


Lástima que no pudiéramos apreciarla en todo su esplendor, ya que con todo lo que había llovido, el mar estaba bastante picado y sus aguas revueltas habían perdido el color turquesa que las caracteriza. Además las nubes acechaban, e incluso nos cayeron un par de tormentas pasajeras mientras paseábamos.


Regresando por la carretera nos habíamos dejado otro paseo, Dubuji Rainforest Walk, que lleva a la playa de Myall Beach. Otra gran playa, en esta ocasión rodeada de palmeras, con un aspecto más tropical, pero que como la anterior no lucía demasiado con el día tan gris.


La noche se iba acercando, y tocaba decidir si abandonar Daintree, o hacer noche y esperar a que al día siguiente el cielo nos permitiera ver un par de playas que no nos había dado tiempo. Al final, optamos por no estresarnos y buscamos un camping para dormir dentro del Parque Natural. Como el día anterior, estábamos prácticamente solos.


Fue otra noche salpicada de tormentas, aunque a ratos pudimos disfrutar de una luna casi llena impresionante en semejante oscuridad.