Antes
de poner punto y final a nuestra visita a Daintree Rainforest, nos asomamos
a ver Cow Bay Beach y Kimberley Beach, que nos habíamos dejado el
día antes con la esperanza de que las nubes cedieran su sitio al Sol. Toda la
noche había estado cayendo agua a más no poder y al amanecer el panorama no
pintaba muy diferente.
Aunque no lucían como nos hubiera gustado, al menos el cielo nos dio una tregua de unos minutos en los que pudimos pasear apreciando el aspecto virgen de ambas, prácticamente como si nunca nadie las hubiera pisado antes. En una de ellas nos encontramos con un regalito incluido en forma de columpio rollo isla de náufragos, con el que nos echamos unas risas.
Abandonamos
esta zona con una sensación agridulce por el tiempo que nos ha hecho, y nos
dirigimos hacia el sur, dirección Cairns. En el camino, aún lloviendo, pasamos
de largo por unas cuantas playas que en otras condiciones hubieran sido
de parada obligada. No tenemos un destino muy claro, por lo que al llegar a
Mossman nos desviamos para echar un vistazo a Mossman Gorge, la garganta del
río del mismo nombre. La guía no lo pinta como un lugar demasiado interesante,
por lo que nos sorprende cuando al llegar vemos un centro de visitantes muy
bien montado, gestionado completamente por aborígenes, con un parking enorme y
autobuses que te llevan hasta el río para proteger el entorno.
El lugar
tiene dos atractivos principales: bañarse en el río y pasear por las rutas que
rodean el bosque lluvioso alrededor del río. La primera opción nos dicen que no
es muy recomendable ya que con las lluvias del día anterior, el río tiene
una fuerza importante.
Así
que nos decidimos por el circuito de unos 3 km. En cuanto damos los
primeros pasos, nos sorprende gratamente. Árboles gigantescos
salen a nuestro encuentro, rodeados de una maraña de vegetación de una
frondosidad impresionante. Todo es verde a nuestro alrededor. Los troncos
enormes se elevan hasta el cielo, en una busca incesante por alcanzar los pocos
rayos de Sol que son capaces de penetrar entre el entramado de vegetación. Las
ramas se entremezclan unas con otras, enredadas como en un laberinto, y
retorciéndose en formas imposibles hacia todas las direcciones. Las raíces, con
formas de todo tipo, se estiran infinitas absorbiendo el agua que empapa toda
la superficie, y moldeando el suelo a su antojo. En definitiva, un ecosistema
único en el que cada planta lucha desesperada por sobrevivir haciéndose más
alta y más grande que su vecina.
Semejante espectáculo de la naturaleza parece sacado de un mundo
de fantasía. Te sientes tan diminuto que tienes la sensacion de estar en uno de
esos cuentos de bosques encantados en el que pudieran aparecer en cualquier
momento duendes, gnomos o en el que los animales se pudieran poner a hablar
como si de una película de Disney se tratara. Una pasada total!
Por si
esto fuera poco, la guinda del pastel apareció tomar un desvío del camino a
Wurrmbu Creek, y encontrarnos una preciosa poza a los pies de una cascada en la
que nos dimos un bañito de los de recordar.
Con
una sonrisa de oreja a oreja, volvimos a la furgo y con el buen rollo que
llevábamos decidimos no esperar más y reservar para ir al día siguiente a
bucear a la Barrera de Coral!
Para cerrar un gran día, de camino rumbo a Cairns para hacer noche, pudimos
saborear la sinuosa carretera pegada a la costa con unas vistas preciosas.
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