Cerca de
allí nos asomamos a las dos últimas cascadas que nos quedaban en la lista.
Wallacha Falls |
Tchupala Falls |
Después de
nuestro recorrido por el interior, pusimos rumbo a la playa. En el camino nos
despedimos del característico paisaje de la meseta de Atherton que nos había
acompañado en los últimos días, y a medida que nos acercábamos a la costa, el
terreno, más llano, se fue cubriendo de plantaciones de caña de azúcar y de
plataneras, poniendo de manifiesto el clima tropical de esta parte de
Australia.
Nuestro
destino era Mission Beach. Por ese nombre tan peliculero, nos esperábamos un
lugar plagado de apartamentos y resorts, pero la realidad nos sorprendió
gratamente. Se conoce con este nombre, al conjunto compuesto por unas cuantas playas
inmensas unidas entre sí, arropadas por palmeras, y con sólo unas pocas casas
en los alrededores. Un paraíso en su máxima expresión!
La pena es que las medusas dominan sus aguas, así que el único modo de darse un baño de forma segura, es en alguna de las áreas delimitadas con redes.
Ahora bien, esta zona ofrece algo más que playa. También posee bosques lluviosos. Tanto es así, que se anuncia como el lugar en el que el rainforest se encuentra con el mar. Nosotros hicimos algunos de los paseos que si bien no nos parecieron de los más espectaculares, tenían dos atractivos fundamentales gracias a su fauna: la presencia de cassowaries, y la multitud de mariposas enormes y coloridas revoloteando de rama en rama.
Los cassowaries merecen una mención especial, ya que si bien es cierto que habitan en todo el noreste de Queensland, la comunidad más numerosa se encuentra en los alrededores de Mission Beach. Y es que el cassowarie es un curioso animal, endémico de esta esquina de Australia, que se se encuentra amenazado, y en peligro de extinción. Por ello, las zonas frecuentadas por los animalitos están plagadas de carteles advirtiendo que se sea consciente de que cruzan las carreteras, ya que esta es hoy por hoy su mayor causa de mortalidad.
Es considerado el animal terrestre más grande de Australia, y sus rasgos recuerdan al de los animales prehistóricos. Es un pájaro impresionante, del tamaño de un avestruz, con plumaje negro y cabeza azul, y con un pico afilado y una llamativa cresta, que utiliza como defensa. No tiene la habilidad para volar, pero prácticamente no tiene depredadores. Por otro lado, ejerce una función vital para el desarrollo de los bosques lluviosos, esparciendo las semillas de los frutos que come a través de sus excrementos, permitiendo de este modo que otros animales puedan digerirlas.
La posibilidad de que aparezcan le aporta un toque especial a los paseos en torno a Mission Beach. Hay que ser muy silencioso y que dé la casualidad de que aparezca uno en mitad del camino, ya que a pesar de su envergadura entre la maleza se camufla magníficamente. Nosotros no tuvimos suerte y no nos topamos con ninguno. Aunque lo de suerte según se mire, porque estos bichos pueden ser agresivos, por lo que si salen a tu paso, pueden atacar embistiendo a toda velocidad, y golpeando con la cresta... echad un vistazo en Youtube y veréis como se las gastan.
Tras pasar dos días estupendos por allí, nuestras vacaciones estaban llegando a su fin, por lo que había que irse acercando hacia Cairns, unos 180 km al norte de Mission Beach, para pillar el vuelo de vuelta al día siguiente. Sin embargo, todavía nos habíamos dejado un capricho para el último día...
... y mientras a seguir disfrutando de la vida nómada!
La pena es que las medusas dominan sus aguas, así que el único modo de darse un baño de forma segura, es en alguna de las áreas delimitadas con redes.
En todo momento, la Isla de Dunk vigila estas playas a pocos kilómetros de la costa. Nos hubiera gustado hacer una excursión, pero no nos cuadraron las horas del watertaxi.
Así que nos dedicamos a relajarnos y pasear por sus sensacionales playas con la calma... una maravilla!
Así que nos dedicamos a relajarnos y pasear por sus sensacionales playas con la calma... una maravilla!
Ahora bien, esta zona ofrece algo más que playa. También posee bosques lluviosos. Tanto es así, que se anuncia como el lugar en el que el rainforest se encuentra con el mar. Nosotros hicimos algunos de los paseos que si bien no nos parecieron de los más espectaculares, tenían dos atractivos fundamentales gracias a su fauna: la presencia de cassowaries, y la multitud de mariposas enormes y coloridas revoloteando de rama en rama.
Los cassowaries merecen una mención especial, ya que si bien es cierto que habitan en todo el noreste de Queensland, la comunidad más numerosa se encuentra en los alrededores de Mission Beach. Y es que el cassowarie es un curioso animal, endémico de esta esquina de Australia, que se se encuentra amenazado, y en peligro de extinción. Por ello, las zonas frecuentadas por los animalitos están plagadas de carteles advirtiendo que se sea consciente de que cruzan las carreteras, ya que esta es hoy por hoy su mayor causa de mortalidad.
Es considerado el animal terrestre más grande de Australia, y sus rasgos recuerdan al de los animales prehistóricos. Es un pájaro impresionante, del tamaño de un avestruz, con plumaje negro y cabeza azul, y con un pico afilado y una llamativa cresta, que utiliza como defensa. No tiene la habilidad para volar, pero prácticamente no tiene depredadores. Por otro lado, ejerce una función vital para el desarrollo de los bosques lluviosos, esparciendo las semillas de los frutos que come a través de sus excrementos, permitiendo de este modo que otros animales puedan digerirlas.
La posibilidad de que aparezcan le aporta un toque especial a los paseos en torno a Mission Beach. Hay que ser muy silencioso y que dé la casualidad de que aparezca uno en mitad del camino, ya que a pesar de su envergadura entre la maleza se camufla magníficamente. Nosotros no tuvimos suerte y no nos topamos con ninguno. Aunque lo de suerte según se mire, porque estos bichos pueden ser agresivos, por lo que si salen a tu paso, pueden atacar embistiendo a toda velocidad, y golpeando con la cresta... echad un vistazo en Youtube y veréis como se las gastan.
Tras pasar dos días estupendos por allí, nuestras vacaciones estaban llegando a su fin, por lo que había que irse acercando hacia Cairns, unos 180 km al norte de Mission Beach, para pillar el vuelo de vuelta al día siguiente. Sin embargo, todavía nos habíamos dejado un capricho para el último día...
... y mientras a seguir disfrutando de la vida nómada!
No hay comentarios:
Publicar un comentario