Amanecemos en Cairns, aunque hemos dormido en mitad de la ciudad lo hemos hecho a pierna suelta... nos levantamos sin multa y con toda la energía... hoy nos espera un gran día, nos vamos a bucear a la Barrera de Coral!!
Después de mirar varias alternativas posibles, finalmente nos decantamos por una compañía llamada Rum Runner, con un precio bastante más bajo del habitual, y que según hemos leído es rollo mochilero, es decir, no lujos, pero te ofrecen la posibilidad de hacer 6 inmersiones, y pasar un noche en la Barrera por un precio más asequible...
Camino del puerto, nos sorprende la cantidad de vida que tiene la ciudad a las 6.30 de la mañana, un montón de gente está haciendo deporte a lo largo del paseo, antes de ir a trabajar.
A las 7 de la mañana embarcamos en un pequeño velero con otras 11 personas, y 4 de tripulación. El ambiente es muy bueno, todo gente joven, cada uno de un país del mundo, y con una historia diferente que le ha traído a Australia, así que es muy fácil entablar una conversación con unos y con otros.
Aunque el barco es estilo albergue con habitaciones compartidas, tenemos suerte y nos toca un camarote para los dos. Es realmente pequeño, pero bueno, más no se puede pedir!
El velero empieza a navegar y los dos estamos radiantes, todavía no podemos creer que estemos camino de la Barrera de Coral. Sin embargo, la emoción dura poco, el tiempo no es muy bueno y el mar está bastante picado, por lo que al poco David empieza a encontrarse fatal, media hora después está vomitando por la borda, al poco otra chica, y así sucesivamente vamos cayendo casi todos, el velero se había convertido en un momento en el barco del horror... todos amarillos, blancos, de todos los colores, el panorama es desolador...
Tras 2 horas y media navegando, por fin, el barco para y anuncia que hemos llegado a la primera parada. Según se detiene, nos sentimos mejor. Sin perder un minuto, nos dicen que nos preparemos para la primera inmersión, así que todavía un poco aturdidos, nos vemos poniendos el equipo! Los neoprenos son de risa, totalmente roídos, con agujeros,...menos mal que el agua está a 28 grados, así que frío no vamos a pasar!
Tras familiarizarnos con el equipo, ya que hace un año y medio que no buceamos, nos lanzamos al agua! Estamos en mitad de mar abierto, sin que podamos ver ningún otro barco a nuestro alrededor... todo para nosotros! El color del agua es impresionante!
Las inmersiones son bastante seguidas, no nos da tiempo casi a secarnos, cuando ya estás de nuevo en el agua... De las tres primeras no salimos del todo contentos, aunque el fondo es precioso, no nos sentimos muy a gusto con el equipo y a diferencia de las anteriores experiencias, vemos que los instructores no están tan pendientes como otras veces y no nos transmiten tanta seguridad... Tras unas cuantas charlas con ellos, descubrimos que realmente no tienen el título de instructor, si no que están trabajando gratis, a cambio de que el capitá n del barco, que es el verdadero instructor les entrene... así que realmente tienen muy poca experiencia, de ahí el precio tan barato... nadie da duros a cuatro pesetas!
Al oscurecer toca la inmersión nocturna... la verdad es que entre la modorra de después de cenar y que nuna antes lo habíamos hecho por la noche, estamos muy dudosos. Además, no se nos estaba dando la cosa demasiado bien, y para que negarlo, acojona. Al final entre unos y otros nos animan, y cuando nos queremos dar cuenta, estamos con linterna en mano lanzándonos al mar en plena noche...
Los miedos desaparecen pronto, el mar está tranquilo y por alguna extraña razón nos sentimos por primera vez realmente relajados... La inmersión de noche es totalmente diferente al resto, los colores del fondo ya no son protagonistas, no ves más allá de lo que tu linterna alumbra, pero a cambio puedes ver otro tipo de peces que se vuelven más activos por la noche. Por ejemplo, una langosta gigante, que cuando se vio rodeada de luces salió huyendo llevándose a David por delante.
Salimos del agua con un sabor de boca genial, esta vez sí que habiamos disfrutado a tope. Por fin tocaba relajarse hasta el día siguiente, tiempo para disfrutar un ratito genial en la cubierta del barco, observando una gran luna llena en mitad de la nada...
A la mañana siguiente, la tripulación tocó diana temprano, nos quedaban hacer otras dos inmersiones antes de poner rumbo de nuevo a Cairns. Descansados y con confianza, las disfrutamos muchísimo, y pudimos deleitarnos con el increíble colorido que componen los corales y los peces de todas las formas, tamaños y tonos. Casi imposible listar todo lo que vimos, pero en resumen sólo se puede decir que es increíble lo que hay ahí debajo... por poner un pero, sólo nos faltó poder ver ningún bicho un poco más grande, sobre todo tiburones o tortugas que a menudo habitan en estas aguas.
No sólo los colores llaman la atención, sino lo irregular que es el terreno submarino. Se suceden las grutas, cuevas y cavidades en las que ir sumergiéndose a la espera de descubrir una nueva explosión de color. Una maravilla poder presenciar todo esto delante de nosotros como si estuviéramos en un documental. Lástima no tener unas fotos para ilustrarlo... todavía hay que mejorar el nivel para ir pendiente de otro aparatito bajo el agua :)
Terminadas las inmersiones, llegó la hora de regresar. Esta vez, el mar estaba mucho más tranquilo, así que pudimos disfrutar de la vuelta, y relajarnos recordando todo lo que habíamos visto! Foto de equipo y vuelta de nuevo a la furgo para continuar descubriendo Queensland, ahora ya desde tierra firme!
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