El plan de hoy es avanzar por la West Coast, ahora ya pegados al
mar en la mayor parte del trayecto.
Lo primero que nos encontramos en el camino es Greymouth, que una
vez más aparece marcado como la población más importante de la zona, pero al
llegar ya no nos pilla por sorpresa que sean poco más de cuatro calles y un
supermercado.
Sin detenernos, seguimos adelante hasta coger un tramo de
carretera costera muy bonito., con la vegetación exuberante que continúa ocupando
las montañas, y con el mar azotando la orilla con una fuerza terrible. Sobre el
agua emergen numerosas formaciones rocosas que salpican los aledaños de las
playas. Uno más de los típicos scenic drives que se van sucediendo a lo largo
de Nueva Zelanda.
Continuamos dirección norte, hasta llegar a los llamados Pancake
Rocks, que se encuentran en Punakaiki, formando parte del Paparoa National
Park. Se llama así a un conjunto de formaciones rocosas de unas características
muy peculiares, que parecen estar compuestas de multitud de capas insertadas
entre sí. No se sabe a ciencia cierta cómo se han originado, por lo que suponen
un cierto enigma y una rareza de la naturaleza el cómo los sedimentos han ido
conformando una silueta tan curiosa.
Más allá de las formaciones en sí, el conjunto está muy chulo, ya
que la fuerza del mar ha ido erosionando todo el entorno, creando enorme
agujeros a modo de acantilados, en los que el agua golpea estruendosamente a
cada golpe de ola, con una bravura impresionante.
Además tenemos la suerte de llegar en el momento en el que la
marea está más alta, y de este modo el agua invade todos los recovecos elevando
el agua como si fuera un geiser.
Acabado el recorrido, nos dirigimos hacia Truman Beach. Un ejemplo
más de cómo el mar ha ido modificando el paisaje a golpe de oleaje.
Un poco de furgo más y nos detenemos para el otro plato fuerte del
día, un paseo a lo largo del Fox River, al final del cual se pueden explorar
unas cuevas. No está muy anunciado pero nos lo había recomendado un chaval que
conocimos en un camping, así que seguimos su consejo. Nos ponemos a ella, pero
tras un rato de caminata llegamos al río y no hay manera de cruzarlo… habíamos
preguntado en la oficina de turismo y nos habían dicho que podía estar algo complicado,
pero no esperábamos semejante caudal. Hago un intento de cruzar, pero aquello
es imposible, y el agua está tan fría que casi me da un patatus… no
nos queda otra que volver al inicio con el rabo entre las piernas :(
El día se ha ido volando, y el cambio de planes nos ha dejado un
poco ploff… así que hay que seguir avanzando kilómetros.
Última parada del día es en Cape Foulwind, un bonito enclave
costero en el que reside una colonia de focas. Por si había dudas de lo lejos que estamos de casa!
Antes de marcharnos, presenciamos una bonita puesta de sol. Una buena forma de despedir el día…
Al momento comienza a llover y ya no lo dejará en toda la noche,
así que nos toca otra velada de vino y charla en la furgoneta… al menos nos está
lloviendo sobre todo de noche… y es que está claro que tanto verde necesita
agua!
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