martes, 23 de abril de 2013

Nueva Zelanda (8) - País deshabitado

Una mañana más, comenzamos el día en un lugar privilegiado, a los pies del Lago Wanaka.

Nos espera un largo camino por delante en el que abandonaremos Otago rumbo a la West Coast. La forma de hacerlo es cruzando el Hasst Pass, uno de los pasos que atraviesan los Alpes del Sur, transcurriendo durante 80 kilómetros entre Makarora y Hasst sin que haya absolutamente nada más que naturaleza. Por este motivo, está protegido como patrimonio de la Unesco, bajo el nombre de Mount Aspiring National Park.
El paisaje es salvaje: una sucesión de montañas hasta donde alcanza la vista, absolutamente tupidas de árboles sin que pueda verse si quiera un rincón que no sea verde. El único contraste lo hace el agua que fluye a sus anchas, ya que en esta zona del país la lluvia es el estado natural.
A pies de la carretera hay algunos puntos donde detenerse. De ellos, destacan las Blue Pools, un arroyo en el que se pueden observar una piscinas de agua azul tan cristalina que parece que tiene color propio.

También salen a nuestro paso algunas cascadas, que aun estando en la época menos lluviosa, empapan las laderas de las montañas alimentando el río Haast.


Posiblemente sea la zona en la que más te des cuenta del número tan reducido de gente que vive en la Isla Sur de Nueva Zelanda. Casi en el centro del país, puedes conducir durante horas sin encontrarte ni un solo pueblo, e incluso las casas se pueden contar con los dedos de una mano. Por ello, casi la totalidad de los vehículos que nos cruzábamos, muy de vez en cuando, eran furgonetas o caravanas… se puede decir sin equivocarse, que la única razón de ser de esta carretera es el turismo, ya que aquí no vive nadie!

Y por este motivo no te puedes si quiera fiar de los mapas. Ya que las poblaciones que aparecen destacadas no son más que cuatro casas, y en algunos casos ni eso. Lo pudimos comprobar al llegar a Haast, donde nos esperábamos una gran población, y al llegar nos sorprendió una pequeña comunidad de unos 300 habitantes, con un centro de visitantes, pero sin que exista cobertura de teléfono, ni servicio de internet ni allí, ni en cientos de kilómetros a la redonda.

Seguimos adelante, hasta asomarnos a la costa… por fin vemos la playa! Damos un paseo por Ship Creek, una playa de arena blanca y dunas, con el mar arremetiendo con fuerza contra sus orillas. El sitio es precioso, pero cualquiera se atreve a darse un baño!


Bordeando los acantilados vamos disfrutando de un paisaje muy diferente a lo que habíamos visto hasta ahora, con el mar precipitándose abrupto al lado de la carretera.

Después de todo el día de viaje, podemos disfrutar de una parada muy agradable en el Lago Paringa a media tarde.

Desde allí ya estamos cerca de nuestra meta, Fox Glaciar. En las proximidades, se observa un cierto carácter rural, pero al llegar, nos sorprende que no es más que un pequeño resort con algo de alojamiento y una gasolinera. Bien es verdad, que tras todo el día sin ver un pueblo, nos parece hasta un centro urbano.
Aquí todo gira en torno al glaciar Fox: rutas guiadas y visitas en helicóptero son las dos posibilidades para entrar en contacto con el glaciar.
Nos decantamos por hacer la ruta guiada, para pasar el día entero sobre el glaciar. Es la única forma de pisar sobre él, ya que por libre sólo puedes acceder hasta la lengua, y a partir de ahí está restringido.

Al ir al centro de reservas, nuestro gozo en un pozo! Ya no quedan plazas para mañana para la excusión de día completo. Y la de mediodía sólo supone estar solamente una hora pisando el hielo. Nos trastoca todos los planes, ya que no pensábamos pasar más que un día aquí.
Después de valorar las opciones, decidimos que merece la pena esperar al día siguiente. Aunque no nos sobran los días, nos podemos permitir echar un día más en esta zona y de paso descansar de coche que no nos va a venir nada mal después de los palizones que nos estamos pegando.
Noche tranquila pensando que estamos en el ecuador del viaje y hemos visto ya una barbaridad de lugares increíbles... y lo que nos queda!

No hay comentarios:

Publicar un comentario