lunes, 29 de abril de 2013

Nueva Zelanda (14) - Marlborough Sounds

Con el cuerpo entumecido y algunas agujetas que otras de la pateada del día anterior, recogemos los bártulos y nos encaminamos en dirección Este a seguir recorriendo el norte de la Isla.

Dejamos atrás Motueka y nos aproximamos a Tasman, una pequeña localidad que se caracteriza por ser un pequeño centro artesanal y artístico, que ha atraído a un buen número de bohemios y almas alternativas. Por la mañana cuando pasamos por allí nosotros, no hay mucho que rascar.

Hacemos una parada en Rabbit Island, una enorme playa de casi 8km se extiende en el horizonte para nosotros solos. Y es que es lunes por la mañana, sólo unos cuantos nos podemos permitir el lujo de disfrutar de semejante paraje :)


Desde la playa se observa la ciudad de Nelson, y allí nos dirigimos. Y efectivamente, en este caso se puede decir que es una ciudad de verdad. Ya en los alrededores, la impresión es bastante diferente a lo que llevamos conducido hasta la fecha… aquí los pueblos se suceden uno tras otro, surgen edificaciones a los lados de la carretera, y se nota mucha más actividad comercial e industrial. Mucho tiene que ver en ello tanto la meteorología, la más suave y templada de toda la Isla Sur, así como su cercanía a la Isla Norte que hace sentir esta zona del país mucho menos remota.

Damos una pequeña vuelta con el coche pero decidimos continuar adelante. Somos más de paisajes que de ciudades… y nada más salir del núcleo urbano, de nuevo nos espera una preciosa carretera que va pegada a la costa, en este caso con un mar menos agresivo, y flanqueada por bosques, pastos, árboles, viñedos… lo de la vida urbana ha quedado solamente en un espejismo pasajero… desde Nelson avanzamos 70km por la SH6 en los que todo a nuestro alrededor es naturaleza pura!


Havelock es una de las puertas de entrada a la región de Marlborough, famosa por ser origen de una de las denominaciones de vino blanco más conocidas de Nueva Zelanda, gracias a su Sauvignon Blanc. Y por albergar además, los llamados Marlborough Sounds, un conjunto infinito de fiordos que ocupan todo el extremo noreste de la Isla Sur (una quinta parte de toda la línea de costa de NZ) en un conglomerado impresionante de pequeñas islas, apéndices del continente y el mar bañando cada orilla.


La Queens Charlotte Drive recorre los 35km de Havelock a Picton, y está considerada como una de esas scenic drive marcadas a fuego en los mapas de turistas… siendo conscientes de que casi cualquier carretera es bonita por estos lares, si está tan señalada, no nos la podemos perder! Y no decepciona en absoluto!


Al llegar a mitad del recorrido, nos desvíamos por la Kenepuru Road para poder degustar más de cerca uno de los fiordos. A medida que nos vamos adentrando se nos va abriendo más la boca ante el paisaje… una pasada!


Y si encima nos lo tomamos en modo relax y el tiempo acompaña, pues para qué queremos más! Esto sí que es pasar los lunes al Sol!


Es una lástima que no tengamos unos cuantos días para poder recorrer esta zona porque es una maravilla y nos encantaría perdernos entre los fiordos… hay mil planes para hacer, en kayak, a pie, rutas en bicicleta… de hecho muchos de los fiordos solamente son accesibles en barco, así que debe a ver sitios recónditos en los que perderse cual explorador. De todas ellas, la ruta más famosa es la Queens Charlotte Track… muy originales con los nombres no han sido estos neozelandeses!


Tomamos camino de vuelta para terminar de gozar con las vistas desde la Queens Charlotte Drive, hasta que llegamos al peculiar enclave de Picton. Una pintoresca localidad a orillas de un fiordo que tiene como principal reclamo, que desde ella salen los ferrys que unen la Isla Sur con la Isla Norte, concretamente con su extremo más meridional, Wellington, a través del Estrecho de Cook. Es pequeño y sin mucha acción, pero el lugar en el que está ubicado es idílico!


Desde Picton, y ya casi con el crepúsculo cayendo sobre los fiordos, nos decidimos a hacer unos cuantos kilómetros más para adelantar la etapa de mañana, ya en dirección sur, aproximándonos al tramo final de nuestro viaje…


Finalmente acabamos durmiendo en un camping perdido a orillas del mar, al que llegamos de noche y casi por casualidad. Hoy tenemos suerte, y no hay nubes ni hace tanto frío, así que nos podemos permitir unas cervecitas al aire libre, mientras observamos los possums correteando de árbol en árbol en plena oscuridad. 

De casualidad vemos gente caminando entre el bosque con linternas, y nos decidimos a ver si vemos una cueva con luciérnagas, que es una de las cosas que abundan en esta zona y no hemos podido ver aún… paseo arriba, paseo abajo con la linterna apuntando para todos y ese acongoje que provoca no ver ni a un metro de distancia, pero no da sus frutos… nos volvemos y abrimos otra cervecita… una noche diferente, la penúltima por estos mundos!

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