sábado, 27 de abril de 2013

Nueva Zelanda (12) - Golden Bay

Amanece lloviendo a cántaros, y no tiene pinta de que la cosa vaya a mejorar. Seguimos nuestra ruta dirección norte abandonando el Estado de West Coast para adentrarnos en Nelson/Tasman.

En el camino, a golpe de parabrisas podemos divisar un paisaje absolutamente verde a nuestro alrededor, como ya venimos observando desde que entramos en este Estado. Conducimos en paralelo al río Buller, uno de los más grandes de Nueva Zelanda. Sin embargo, no merece la pena detenerse, así que continuamos con la esperanza de ir dejando las nubes atrás.

Y así es, tras un par de horas de furgoneta, el cielo empieza a abrir, a medida que el paisaje va cambiando completamente. Los inmensos bosques de coníferas y árboles perennes que nos habían acompañado los últimos días van desapareciendo y transformándose en sucesiones de colinas, valles y llanuras que impregnan todo de verde fosforito, como si alguien hubiera coloreado el terreno.


El paisaje es completamente rural. Sólo nos encontramos pequeñas aldeas, granjas o establos con ganado pastando en una tranquilidad absoluta. De nuevo, los árboles con tintes otoñales hacen su aparición para aportar todavía más belleza a la vista que tenemos ante nosotros.


Llegamos a Motueka, localidad de acceso a la región de Abel Tasman. Tras informarnos de lo que teníamos que recorrer por la zona, nos dirigimos hacia la Golden Bay, que ocupa la esquina noroeste de la Isla Sur.


A través de una carretera llena de curvas ascendemos por la Takaka Hill, disfrutando de las vistas que se suceden en lo alto de la colina, con el Mar de Tasman en el horizonte y una sucesión de extensiones de pequeños campos de cosecha, frutales y bosques.


Al descender la colina, observamos un paisaje de ensueño, el típico que se viene a la cabeza de Nueva Zelanda, gracias al Señor de los Anillos! y eso que ninguno somos muy fans!


Esta zona bien podría habernos ocupado unos cuantos días, ya que es uno de los lugares favoritos de recreo de los neozelandeses por su clima templado y sus playas, y por ello hay numerosas atracciones y puntos de interés. Elegimos algunos paseos, pero en realidad lo que más merece la pena es dejarse llevar por la carretera deleitándose con la majestuosidad del paisaje.


Tras llegar a Takaka, continuamos dirección Totaranui. Nos han recomendado hacer el paseo hasta la cascada de Wainui. Llegamos un poco acelerados porque llevamos muchos kilómetros y la tarde se nos está echando encima. A paso ligero, recorremos los 40 minutos de paseo hasta encontrarnos con el gran chorro de la cascada, que cae con tanta fuerza que nos hace casi imposible asomarnos a fotografiarlo sin que nuestras cámaras acaben empapadas.



El tiempo no da para mucho más, y nos toca recorrer el mismo camino vuelta para volver a hacer noche en Marahau y estar a las puertas de Abel Tasman al día siguiente. Llevamos todo el día en la furgoneta y prevemos que la vuelta se va a hacer dura porque la carretera está plagada de curvas y cuando oscurezca se va a hacer aún más complicada.

Aún así, ya con la noche prácticamente sobre nosotros, no nos podemos resistir a detenernos por última vez para fotografiar una puesta de sol indescriptible! Vaya regalazo para despedirnos!


Nuestros miedos eran fundados, el camino de vuelta se hace eterno, ya con la noche bien entrada, llegamos al camping en Marahau casi fuera de hora… un ratito de tranquilidad y a la cama a recargar fuerzas, que mañana nos espera una larga caminata!

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