Nos hemos ganado un día de relax! Eso sí, lo primero es reservar el tour por el glaciar para el día siguiente, no vaya a ser que nos quedemos sin plaza como nos pasó el día anterior.
Una vez cerrado la visita para el día siguiente, nos disponemos a recorrer los alrededores de esta área
dominada por los glaciares.
A pocos kilómetros del
pueblo, nos acercamos a Lake Matheson. Lo especial de este lago, es que pareciera
estar colocado a propósito en ese lugar, como si fuera un espejo para reflejar
las montañas que albergan el Fox Glaciar.
Nosotros no podemos
disfrutar de la foto perfecta, ya que el día se ha torcido y con el cielo muy nublado no dice demasiado. Las gotas se hacen más constantes, así que poco más
podemos hacer aquí.
Como mañana recorreremos
Fox Glaciar, nos decidimos por ir a ver el otro glaciar, Franz
Josef. Éste se encuentra a 25 kilómetros por una carretera sinuosa, que se
nos hace eterna entre las contínuas curvas y la fuerte lluvia.
Al llegar, vemos que es un lugar del estilo, quizás algo más grande, y con más servicios para los
turistas. En realidad estos dos enclaves no existirían si no fuera por la atracción que suponen los dos
glaciares que les dan nombre.
Llueve sin parar y no
tiene pinta de escampar. Opciones no hay muchas, así que nos calzamos los
chubasqueros y nos encaminamos a la zona donde parten las rutas que te permiten
acercarte a la lengua del glaciar.
Hacemos un primer intento,
y casi a mitad de camino, empieza a jarrear y decidimos dar la vuelta para
comer y entrar en calor a ver si el panorama mejora un poco.
El menú: sándwich, sopita
y café para caldear el cuerpo. Sienta bien, pero de escampar nada de nada. La
lluvia va a más en lugar de remitir. Tras unas cuantas dudas, y un poco de
comedura de cabeza rollo "nunca más vamos a tener la oportunidad de verlo", al
final nos aventuramos…
El camino transcurre sin
que haya escapatoria a la lluvia. Sin ningún lugar donde cobijarse, nos
vamos cruzando con gente que, como nosotros, va calada hasta los huesos.
Paso a paso, y después de
una hora y media en la que no ha cesado de caer agua un segundo, llegamos a la
lengua del glaciar.
Al llegar no tiene mucha
gracia, la vista es regular porque las nubes están cada vez más bajas. Tiempo
para una foto rápida y poco más. Visto lo visto, lo más sensato habría sido
ahorrarnos el paseo...
Al llegar a la furgoneta,
parece que nos han tirado a una piscina. Hasta las botas las tenemos empapadas
por dentro, con los calcetines haciendo ploff, ploff a cada paso…
Menos mal, que haciendo
caso a una buena recomendación, que es como mejor se va por la vida (Gracias
Rafita!) acabamos en un camping en Franz Josef donde nos espera el premio a las
penurias que habíamos pasado durante todo el día: un jacuzzi al aire libre, con
el agua a 40º, que disfrutamos como nunca!
Sin duda uno de esos momentazos a
recordar del viaje!!!
Madre mía qué gozada el pseudojacuzzi aquel... Lamentablemente no tiramos ninguna foto jejejeje
ResponderEliminarNachete, buenos recuerdos eh! ya hace un tiempecito que recorríamos esos parajes! hay que empezar a planear el siguiente viajazo!
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